lunes, 1 de octubre de 2012

Dichosa cadera.

Ya estoy aquí de nuevo para daros la brasa sobre como sigo progresando, bueno progresando por decir algo porque las bursitis me siguen dando mucha guerra y los dolores son continuos.

Como ya sabéis, y sino os lo recuerdo, llevo con unas bursitis en las dos caderas desde hace ya un año y aún siguen sin dar con la solución para que desaparezcan estos dichosos dolores. Ahora parece que voy a ir a "Casa Verde", aunque aún no es seguro del todo. "Casa Verde" es un centro de rehabilitación que está situado en Mérida y es de reciente creación. Tiene un buen equipo de rehabilitadores, fisioterapeutas, logopedas, terapeutas ocupacionales... además cuentan con los últimos avances en materia de rehabilitación y una piscina de la que espero que hacer uso más pronto que tarde. Yendo a "Casa Verde" espero que por fin logren quitarme los dolores y porque no, tener un complemento más en mi día a día.

Hablando del día a día, he vuelto a las sesiones de rehabilitación todos los días de díario de la semana para volver a ponerme en forma después de unos meses bastantes pobres en ese sentido. Debo recuperar la fuerza que he perdido en el tren superior ya que he perdido bastante masa muscular en los brazos y casi me estoy quedando como al principio de la lesión. Lo único que he mantenido en estos meses sin rehabilitación ha sido el equilibrio que desde que lo gané no lo he vuelto a perder y eso es una cosa a tener muy en cuenta. También tengo que volver a empezar en el tema de los bitutores para ponerme de pie, pero eso aún queda lejos porque mientras las bursitis sigan ahí es imposible ponerse de pie porque los bitutores me vienen a dar justo en las caderas y el dolor es casi insorpotable y solamente puede hacerme empeorar en ese sentido. Como opción creo que de momento me volveré a poner en el plano para volver a acostumbrarme a estar de pie.

De momento nada más, os mantendré informados y ya sabéis: "No nos ocurre nada que no estemos preparados para soportar".

miércoles, 25 de julio de 2012

Y sigue dando guerra.

Después de llevar ya desde Noviembre con la dichosa bursitis, parece que me van a dar una mínima solución aunque no estoy muy seguro de que funcione cuando se llevan tantos meses de retraso.

Fui al trauma la semana pasada con la idea de que o me daban una solución o ponía una queja por todo lo alto. Parece que fue lo primero, al menos en teoría.

Como bien sabéis, llevo muchos meses con el dolor de cadera y hasta ahora era medio soportable pero ha llegado un momento en que el dolor incluso con pastillas es superior a mí.

Después de darme infiltraciones y parches y que nada funcionara, estaba barajando la posibilidad de pasar por quirófano para quitarme las bursas, ya que en principio es una intervención fácil pero el trauma después de confirmar que estoy hecho una mierda por esa zona, lo descartó de momento.

En principio me van a llevar al hospital a hacer rehabilitación con los fisios de allí para que me pongan corrientes y calor en las caderas. En mi opinión esto llega meses tarde ya que está van inflamado que ya cualquier roce me molesta.

Pero como yo soy el pupas pues se me une un esguince en el pie izquierdo que encima se está cogiendo una mala postura y amenaza con quedarse para abajo y perder la movilidad del tobillo, lo que quiere decir, que cuando me ponga con los bitutores sea dolor. La solución de momento, una ortesis para hacer sujeción y que vuelva a su posición original.

Así que ya veis, todo igual. Mismos dolores y la cosa estancada.

Os seguiré contando. Un abrazo.

miércoles, 6 de junio de 2012

A perro flaco todo son pulgas.

Llevaba ya bastante tiempo sin escribir en el blog fundamentalmente para ver sí había mejoría en mí, pero visto que no la hay que pongo a escribir.

Estuve ingresado en el Hospital San Pedro de Alcántara durante una semana por una inyección de orina, que afortunadamente se solucionó pero que trajo consigo otro problema aún mayor.

Al ingresar por Urgencias me tuvieron doce horas sobre una camilla en un pasillo con 42 grados de fiebre y sin cambiarme ni siquiera de postura, lo que supuso que me saliera una úlcera por presión necrosante en la cadera derecha.

En principio me dijeron que quirófano para salvar la úlcera que ellos mismos habían creado, pero mi madre les dijo que no y la intentaría curarla ella y mi enfermera en casa.

Para quién no sepa lo que es una úlcera por presión es una herida que crece hacia dentro de la carne pudiendo llegar a hueso y pudriendo todo lo que haya a su alrededor.

Tras tres meses e muchos dolores y curas interminables parece que se está terminando de curar, aunque aún queda.

A esto hay que sumarle que siguen sin dar una solución a mi bursitis de la cadera izquierda y con la que llevo desde el mes de Noviembre y que en ningún momento me ha dejado de doler, sólo que me he acostumbrado a el.

Toda esta serie de cosas han propiciado a que no pueda hacer rehabilitación. La gano una hora a la semana y por hacer algo. Comparar eso con las tres hospital diarias que suelo hacer.

He perdido mucha fuerza, musculatura y quizás lo más importante los ánimos, ya que por sí fuera poco después de estar desde Nochebuena sin salir salí el otro día y ahora tengo una enorme contractura en toda la espalda que no me deja casi ni sentarme.

En definitiva que ni las fuerzas ni los ánimos me acompañan últimamente. Siento decirlo que he aflojado, no por voluntad propia, sino por palos de la vida, ya que a perro flaco todo se le vuelven pulgas.

lunes, 23 de abril de 2012

¿Qué son cinco años en el resto de tu vida?

Esta entrada la tenía que haber escrito ayer, pero entre unas cosas y otras se me pasó y la escribo hoy, que en el fondo es lo mismo ya que el mensaje que quería dar ayer sirve para hoy y para dentro de un siglo.

Todos conocéis mi historia y encima más aún si habéis leído las entradas de "Recuerdos", pero siempre quedan cosas nuevas que aportar y siempre queda dar las gracias a gente que te sorprende.

Bien es cierto que cinco años son muchos años, y más si lo piensas en días pero no son tantos comparado con lo que me queda por vivir.

Está claro que tener 25 años y estar en mi situación no le gusta a nadie de nadie, pero ¿y toda la experiencia que he acumulado y las personas a las que esto me ha dado la oportunidad de conocer?.

Siempre había escuchado que las gente de Valladolid era seca y que costaba ganarse su cariño. Yo no niego que sea cierto, pero en mi caso es todo lo contrario.

Es raro que un chico que ni siquiera es de allí reciba todo el cariño que me estáis tanto y más cuando ves cosas como la que ha promovido Rubén Arranz, una vez más gracias.

Personas, que a la gran mayoría no conozco, te mandan animos y sienten como suyo el día al día que yo estoy pasando, es lo más bonito que a uno le puede suceder.

Yo ya lo he dicho muchas veces que mi ilusión es poder ir a Valladolid un día y hacer una quedada con todas esas personas para poder darles las gracias y conocerlos uno a uno y no solamente a través de una pantalla de ordenador.

Desde aquí os digo que voy a seguir luchando los años que me queden por vivir y aunque esto no dependa de mi ni siquiera de ninguno de vosotros, espero celebrar algún título del Pucela saltando y corriendo por todo Valladolid.

domingo, 22 de abril de 2012

El infierno no es tan malo.

Mucha gente piensa que 98 millones de euros hacen que ames a un club pero todos sabemos que no es verdad.

Hace cinco años el mundo pegó un giro para mi, podríamos decir difícil de aceptar. Y de hecho lo es.

Todo el mundo tiene sus debilidades y la mía tiene nombre y apellidos: Real Valladolid.

Bien es cierto que hasta ese día nuestro destinos nunca habían estado unidos y de verdad nunca pensé que un chico de Cáceres se pudiera unir a el devenir de un club lejos de su lugar natal.

Cuando pisé por primera vez Valladolid sentí que allí estaría agusto pero nunca pensé que me pudiera enamorar de sus calles y más aún de su equipo.

Muchas son las cosas que os podía contar sobre el Real Valladolid, pero quizás todas aburridas, pero si una en especial.

Era el día del Barça vs Madrid. Mi fisio me había dicho que si me iba con él y sus amigos a ver el partido. Me puse la camiseta de Cuenca y acepte.

El resultado del partido era lo de menos. Llegué a casa y me disponía a escribir, cuando un tweet de @rubopucela me llamó la atención.

Lo abrí y me puse a leer. ¡Maldita la hora!. Llevo aún hora y media llorando y sin saber como hilar dos palabras seguidas para dar algo de sentido a esta entrada.

Frases y palabras que llegan al corazón, más incluso de personas que aún no he tenido el gusto de conocer y que te abren su alma para decirte ánimo.

Nunca se me dio muy bien escribir, soy de ciencias puras, pero siempre intento plasmar lo que siento.

A estas horas 3.45 de la mañana lo que me apetece escribir es esto:

PUCELA TE QUIERO! GRACIAS AMIGOS Y NOS VEMOS EN PRIMERA!

viernes, 20 de abril de 2012

Recuerdos. Pueblo.

Después de darme el alta mi primera parada fue mi pueblo (Arroyomolinos de la Vera) que fue el primer sitio que mi familia pudo adaptar.

Mi casa del pueblo tenía en la planta de abajo un garaje enorme que sirvió para hacer otra vivienda abajo. Un salón, dos habitaciones y un baño. Tampoco se necesitaba más ya que el único que dormiría abajo sería yo.

Cuando llegué era todo tan parecido pero a la vez tan diferente. La verdad no me gustó nada quedarme sin garaje ya que allí pasaba las siestas en verano jugando a la diana o al ordenador con mi hermano, pero las circunstancian mandaban.

Llegué tarde y solamente recibí la visita de mi familia más cercana. Temía el día siguiente porque la gente que tenga pueblo ya sabrá como es la gente y aunque lo hacen con buena intención acaban agobiando tanta visita, pero por suerte la gente fue muy considerada y comprendió que era un chico joven y que las visitas que debía recibir eran de mis amigos y de la gente joven, y que las visitas de la gente mayor debían ser atendidas por mis padres y abuelo. 

A todo esto, era Navidad por lo tanto el pueblo estaba lleno de gente y todos mis amigos estaban allí y se pasaban las horas muertas en mi casa eso si siempre regando la garganta con vino de pitarra y cervecitas de mi nevera. Hay que decir que yo también lo hacía, para eso tenía 21 años y ganas de vivir, que una cosa es ser discapacitado y otra es ser joven.

El día de Nochebuena había llegado y yo aún no había salido de casa desde que había llegado de Toledo. Entre mis amigos tenemos la costumbre desde hace mucho tiempo de ir al bar en Nochebuena y Nochevieja por la tarde y cogernos unas cajas de cervezas para ir "animados" a la cena. Evidentemente esa costumbre debía seguir. Yo por supuesto no quería salir de casa al bar más que nada por no encontrarme con la gente y dar explicaciones, pero entre mis amigos y mi familia me "obligaron" a hacerlo.

Era el primer contacto con el mundo "real". El bar en el que tantas y tantas veces había entrado ahora me parecía diferente e inaccesible. Un pequeño bordillo en la entrada era el primer problema, eso si fácilmente salvable con la ayuda de mis amigos.

Cuando entre en el bar se hizo el silencio en el como si hubiese entrado un fantasma, sé que tenía pinta de ello pero no lo era. Gracias a Dios ese silencio duró poco y pronto toda la gente vino a saludarme y a darme ánimo. Primera prueba superada.

Después de todo eso llegó mi primer viaje a Valladolid por un gran motivo, la página Blanquivioletas había organizado un torneo de peñas con mi nombre y lo recaudado iba destinado a mí. 

Fue un día muy especial para mí. Toda la gente se portó estupendamente conmigo y me regalaron muchas cosas, todas ellas están en mi habitación. Lo que si llamaba la atención a la gente es que no hubiera cogido asco o tirria a Valladolid y al equipo. ¿Acaso cuando tú te peleas con tus padres o hermanos les coges asco o al cabo de un rato ya están hechas las paces y todo igual?. Pues esto era igual, Valladolid era y es mi segunda casa y tengo claro que tarde o temprano me iré a vivir allí.

Además tuve la suerte de hacerme una foto con toda la plantilla del Pucela (os la dejo al final) y de que Marcos me regalara su chubasquero, y claro está de intercambiar mis primeras palabras con el gran Iñaki Bea que por aquel entonces escribía un blog en la página del Real Valladolid y en el que habló de mi dándome ánimos (Blog Iñaki) y me propuso escribir en el, cosa que nunca hice, así que le pido perdón por ello.

La semana entre Nochebuena y Nochevieja, fue de lo más normal. Ya salía todos lo días a tomarme algo al bar y se puede decir que la gente se había acostumbrado a mi y a mi "caballo". Pero claro todo no podía ser tan bonito ni perfecto.

Recibí una llamada de una amiga de Jaraíz (pueblo cerca del mio). Era Elena, una chica encantadora que casualmente había conocido a través de Clara ya que era una de sus mejores amigas. Me dijo que si podían ir a verme ella y su grupo (todas amigas de Clara) al pueblo, ya que se imaginaban que yo no iba a ir de fiesta a Jaraíz. Por supuesto les dije que sí y ella añadió: "¿Puede ir Clara?". Se me encogió el estomago, puedo incluso llegar a decir que me puse supernervioso. ¿Realmente quería verla?. Le dije dudando que sí, al fin y al cabo era la chica de la que estaba enamorado y ¿quién era yo para negarle a nadie una visita?.

Al día siguiente fueron a mi pueblo. He de reconocer que fue el único día que más o menos me arreglé como solía hacerlo cuando estaba de pie. La primera que entró fue Clara y abrazándose a mi madre le dijo que la perdonara. Mi madre respondió: "El que te tiene que perdonar está ahí sentado".

Se acercó me dio dos besos y me dijo que me veía bien. ¿Bien? ¡Y una leche!. Solamente atiné a decir: "Gracias, ¿qué te has hecho en el pelo?". Esa fueron las únicas palabras que cruzamos en todo el rato que estuvieron de visita. 

Fuimos al bar con mis amigos y yo intenté comportarme lo más normal posible, pero no dejaba de mirarla. Habría matado por un minuto a solas para poder preguntarle realmente porque no fue a verme, pero no pudo ser.

Esa ha sido la última vez que la he visto. Al principio intercambiamos un par de mensajes (algunos mios diciéndola que la echaba de menos, sí, siempre he sido un blando), luego ni tan siquiera eso. La última vez que "hablé" con ella le pedí su amistad, ya que una cosa no quita la otra. Obtuve un "Mejor olvídate de mi y espero que te puedas recuperar". 

Ahí acabó todo con ella. Me he quedado con las ganas de saber porque realmente no me fue a ver y de porque me niega su amistad.

Pero bueno, volvamos a la Nochevieja del 2007. Siempre había salido de fiesta ese día, imagino que como casi todos, pero estaba claro que esa noche no sería así.

Cené con la familia, todo iba normal, pero de repente me dio un bajón y me fui a acostar sin tomar las uvas ni nada. Sí, los valientes a veces nos caemos suerte que pronto nos levantamos.

Después de Reyes, llegó el momento de regresar a Cáceres. Mi casa no estaba adaptada y mis padres tuvieron que alquilar un piso muy lejos de el lugar donde vivía.

A los pocos días mis padres decidieron que era hora de empezar con la rehabilitación en casa, a lo cual yo al principio me negué ya que en Toledo me habían dicho que lo que no recuperará allí no lo recuperaría nunca. Nuevamente se equivocaron.

Y así fue como entro Felipe en mi vida que es como mi hermano mayor. He estado en su boda, en el bautizo de su primer hijo, que por cierto ya tiene la camiseta del Pucela, y hemos hecho multitud de cosas juntas y no hemos dejado de remar juntos para superar este golpe de la vida, pero bueno, eso ya es otra historia que ya conocéis.

Hasta aquí mi primeros meses desde el accidente hasta que me vine a Cáceres, lo demás creo que ya lo sabéis. Alemania, Santiago, Hormonas del Crecimiento...

Muchas gracias a todos los que me habéis estado leyendo, y por supuesto seguiré escribiendo. Además se me ha ocurrido hacer una entrada respondiendo a preguntas que me queráis hacer (vamos si queréis hacerlas y salen al menos 5). Así que si os animáis escribirlas aquí o en el mi twitter (@torres13aac).

Y bueno, ya sabéis "No nos ocurre nada que no estemos preparados para soportar"


miércoles, 18 de abril de 2012

Recuerdos. Toledo (Planta.Parte II)

Después de mi cumpleaños todo fue muy normal el resto de verano. Me perdí las fiestas de mi pueblo por primera vez en los 21 años que tenía, pero bueno, todo no se puede tener y menos en el lugar que estaba.

Seguía con la rehabilitación diaria con Alicia, pero a David se le acabó la sustitución y me pusieron a otra físio más mayor con la que el buen rollo no era tanto ya que tenía otras preocupaciones.

Cuando digo que hacía rehabilitación lo digo por decir algo, porque la atención de los físios era mínima. Demasiados pacientes en el mismo horario para tan pocos profesiones con lo que la mayor parte del tiempo de los 45/50 minutos lo pasaba solo haciendo pesas. La parte buena era la terapia que Alicia me dejaba quedarme todo el tiempo que quisiera ya que ella me ponía los "juegos" y yo los hacía solo. Normalmente pasaba sobre hora y media o dos horas, y además tuve la suerte de hacer amistad con más terapeutas jóvenes y había un buen rollo impresionante, incluso una de ella se caso y me llevo un puro de su boda.

Tampoco es que avanzara mucho la verdad. Iba cogiendo manejo con los brazos e incluso agarra cosas como por ejemplo una lata de Coca-Cola, pero imaginad la poca fuerza que tenía que para llevarmela a la boca me la tenía que acercar con los dos brazos.

Un día antes de terminar el verano mi madre se empeño en que me metiese en la piscina exterior con mi hermano. La experiencia no me gustó, pero gracias a meterme ese día me quité el miedo al agua y ahora "nado" cuando surge la ocasión.

Ya os he contado que la doctora Alcaraz me hacía la vida totalmente imposible para que su pronostico fuera acertado. Pues bien llegó un punto en el cual ni siquiera me veía en la habitación ni en su despacho sino en el pasillo y si nos encontrábamos.

Un día ya casi al final de mi estancia allí, descubrí que empezaba a mover un dedo de la mano derecha. Para mí fue un ilusión tremenda y fui a decírselo a la doctora. Su respuesta: "No te ilusiones, quizás en 10 años muevas otro". Golpe enorme el que me supuso esa contestación y se me quitaron las ganas de todo, pero suerte que mi madre me animó y pronto volví a tenerlas.

Ya en Diciembre y sabiendo que me iban a dar el alta, Alicia me propuso que pasará las Navidades en casa y que volviese en Enero durante un mes ya que habían salido unas técnicas nuevas para aprender a vestirse y quería enseñármelas. 

Adivinad quién se opuso, exacto la doctora Alcaraz, que encima si le dio esa oportunidad a un compañero de habitación. Esto no sentó muy bien a mi madre y pedimos el alta una semana antes de lo que tenía firmado dicha doctora.

Justo el día antes de salir del Hospital, tuve el placer de que me entrevistara el Norte de Castilla en el jardín del Hospital.

Poco más que contar aunque seguro que me dejo algo, pero han pasado 5 años y no me puedo acordar de todo. Ahora solamente quedaba la vuelta a casa.

martes, 17 de abril de 2012

Recuerdos. Toledo (Planta.Parte I)

Después de pasar un "mesecito" en la UCI por fin llegó el momento de bajar a planta. Intentaré poner lo más importante hasta más o menos Agosto y en la siguiente entrada desde ahí a que me dieran el alta. Pondré especial intereses en los primeros días y semanas y en alguna anécdota, ya que allí los días se caracterizaban por ser muy monótonos.

La planta a la que iban a "destinar" era la 2ª NO, en Toledo las plantas se llaman según el ala en el que estén. En cada piso hay 4 plantas que se denominan respectivamente NO, NE, SO, SE por los puntos cardinales.

Mi primera habitación fue enfrente de el control, perdonad que no recuerde exactamente el número pero después de cinco años hay detalles que se me olvidan, además es intrascendente.

Nunca había estado ingresado pero más o menos sabía como eran las habitaciones de los hospitales y esta era bastante diferente a las que había podido ver. Tres camas, cada uno con una letra (A, B o C), a mi me pusieron en la A de Antonio, de Ánimo y de A por ellos. Tres armarios bastante grandes. Un lavabo dentro de la propia habitación debajo de las dos televisiones con un gran espejo para asearte. Un servicio solamente con una ducha y un váter, ya que como he dicho el lavabo estaba fuera. Y sillas de ruedas por todas partes. 

Primer contacto superado aunque la impresión no fue muy buena, ¿sillas de ruedas? ¿sería ese mi destino?. Mucho que asimilar de repente.

Pronto me di cuenta que en planta todo era diferente que en la UCI. Teníamos "menú" para elegir la comida del día siguiente. Se podía elegir entre tres primeros, tres segundos y tres postres. Esto no quita que la comida fuera realmente asquerosa (al menos al principio) pero al menos podía comer lo que me apeteciera.

Pero lo que más me llamaba la atención es que cada tres horas nos cambiaban de postura para que no nos salieran heridas. Los celadores pasaban a las 21.00, 24.00, 03.00 y 06.00 por las noches para hacernos esos cambios. Al principio me cortaban todo el sueño, pero a las dos semanas ya estaba más que habituado y solamente habría un momento los ojos a los pocos segundos ya estaba despierto.

Otra cosa curiosa es que mis dos compañeros de habitación, Edilson y Antonio "El Americano", se "levantaban" de la cama para sentarse en la silla de ruedas y salir de la habitación, es más con ropa normal, nada del típico pijama que todos conocemos. Se levantaban a las 09.00 y no volvían hasta las 14.00, un poco de siesta y nuevamente se marchaban a las 16.30 hasta las 21.00. ¿Qué clase de Hospital era ese?, ¿Cada uno hacía lo que quería?. La curiosidad me picaba y claro tuve que preguntar.

Pronto me explicaron que por la mañana se iba a fisioterapia y a terapia ocupacional (ni idea de que era hasta que me tocó ir) y que las tardes estaban "libres" para hacer lo que quisiéramos dentro del recinto. En cuanto me dijeron esto me moría de ganas de salir de la habitación.

Mientras yo seguía con la traqueotomía abierta, ya tapada con un tapón pero aún no cerrada. Pero de repente empecé a mover levemente los brazos, apenas era capaz de arrastrarlos por la cama, pero bueno algo era algo.

Por fin después de dos semanas en planta me dijeron que me iban a bajar al gimnasio pequeño a ponerme en un plano. Ni idea que era un plano, tocaba nuevamente preguntar. Pues bien, es la cosa más sencilla del mundo. Una camilla en la que te sujetan con una cinchas en el pecho, cadera y rodillas y se va inclinando poco a poco hasta ponerse vertical. Esto sirve para que el cuerpo se vuelva a habituar a estar de pie, en mi caso sentado, después de tanto tiempo tumbado.

Después de un par de días subiendo pocos grados la inclinación todo parecía perfecto, pero claro ¿Cómo iba a ser tan fácil?. Nuevo problema. En cuanto subían más de la cuenta me mareaba y perdía el conocimiento durante unos 30 segundos. Causa: Tensión arterial baja. Solución: Medicación en forma de gotas de Efortil.

Un día cuando subí del gimnasio me esperaba una grata sorpresa en la habitación, tenía la visita de Víctor, Chema y Pablo (médico del Real Valladolid). Estuvieron conmigo un buen rato y me llevaron una camiseta con el 9 y mi nombre firmada por todos los jugadores y un cuadro precioso (que ahora está en mi habitación) en madera del escudo de Pucela.

Cuando el problema de los mareos ya parecía solucionado un Viernes tarde apareció una chica con una silla de ruedas en mi habitación con mi nombre. Silla totalmente gastada y arcaica. Me dijo que era de préstamo para que me fuera habituando a estar sentado. ¿Silla?, ¿Sentado?, ¿Préstamo?. 

Al día siguiente Jacinto (uno de los enfermeros) me dijo que ya había llegado el momento de levantarme a la silla y dar una vuelta por la planta, pero que no me alejará mucho que solamente iba a estar 30 minutos.

Había llegado el momento, iba a iniciar mi simbiosis con la que ha sido mi compañera desde entonces. Me sentaron entre dos celadores y no hubo mareo. La silla tenía respaldo reclinable y reposa cabeza. Me lo colocaron que parecía que iba casi tumbado, pero ya estaba sentado en la silla. Las manos encima de una almohada y la cabeza con una toalla que me protegía la cabeza de la dureza del reposa cabeza.

Mi padre me llevó a una ventana para ver lo que había. Me molestó mucho la claridad, llevaba 2 meses o más sin salir de un edificio y estaba blanco como la pared además de haber perdido más de 30 kg. 

Poco más de 20 minutos duré sentado. Primer contacto con la silla. No estuvo mal, al menos veía algo más que la habitación y el trozo de gimnasio.

Me fueron levantando progresivamente cada día más hasta que decidieron que ya era hora de hacer "vida normal" dentro del hospital y empezar a rehabilitarme.

Me dieron mi horario, primero terapia y luego fisioterapia, todo esto ya sentado en la silla. Por fin iba a descubrir que era la terapia ocupacional.

El primer día estaba nervioso, no sabía donde iba ni que iba a hacer. En seguida un celador me subió por unas rampas hacía otra sala enorme. La primera vez que venía esas rampas que luego tantas y tantas veces subiría y bajaría. 

Al llegar vi como los demás estaban "jugando" con fichas, velcros y similares. Al momento se presentó una chica joven. Me dijo que se llamaba Alicia y que iba a ser mi terapeuta durante los meses que durara mi hospitalización. 

Me explicó que allí fundamentalmente me iban a tratar de rehabilitar la movilidad fina de brazos y manos, para poder impulsarme en la silla, comer, escribir... Parecía entretenido y puedo decir ya a toro pasado que lo era. 

Después de estar con Alicia, un celador me bajó al gimnasio. Me asignaron un fisio. Otra vez tuve suerte, un chico joven, David. Hice buenas migas con el desde el primer momento ya que me sacaría solamente unos 7 u 8 años y era muy futbolero, lo que más llamaba la atención de él era su larga coleta hasta la mitad de la espalda.

En esta primera sesión se dedicó a movilizarme un poco y a contarme como iba a ser el proceso. Pesas, sedestación, movilizaciones... Yo alucinaba con todo aquel mundo que se me presentaba, pero una cosa tenía clara: Lo iba a dar todo y me lo tomaría como mi nueva forma de hacer deporte. Estaba claro que no había balón ni porterías de por medio pero había otras cosas.

Ese mismo día por la tarde mi madre me bajó al gimnasio para que viera las actividades que había. Baloncesto, pintura, inglés, pin-pon, informática... Vamos que el que se aburría era o bien porque quería o porque era un vago. Yo de momento no podía hacer nada porque no tenía fuerza en los brazos, pero lo tuve claro quería jugar al pin-pon.

Como he dicho los días eran muy monótonos y siempre se hacía lo mismo: terapia, fisioterapia y tarde libre. Yo me veía cada día mejor y un día decidí quitarme el reposa cabeza y subirme el respaldo a posición normal. Un dolor de cuello inmenso fue el resultado, pero tenía seguro que de esa posición ya no me movía.

A Alicia y David, se unió Monse, otra chica joven que llevaba electroterapía y a la que la rehabilitadora me mandó e iba después de las otras dos cosas.

Dicha rehabilitadora, la doctora Alcaraz, no daba un duro por mi e incluso le dijo a mi madre que por mucho que me esforzara iba a ser un mueble más del salón. Pobre ilusa, no sabía con quién lo estaba dando. Eso si, me hizo la vida imposible para acertar en su pronostico.

La silla que tenía era totalmente vieja como ya he dicho y no era para que el propio discapacitado la impulsara, pero un día (más por cojones que por otra cosa) decidí que yo quería moverme solo por el hospital y comencé a dar a la silla con la poca fuerza que tenía. Al principio la movía poco, pero cada vez llegaba más lejos. Al final, me dieron una silla nueva (la que me iba a quedar) de las que el discapacitado se impulsaba solo. Ya tenía "libertad".

Con esta libertad lo primero que hice fue apuntarme a pin-pon. Como no podía sujetar la raqueta me la ataban con una venda. Al principio era muy complicado, pero luego le fui cogiendo el tranquillo e incluso ganaba partidos. Lastima que desde que salí del Hospital no haya vuelto a jugar porque no tengo mesa para ello. La verdad que me gustaría volver a hacerlo.

Los días, semanas y meses pasaban. Mi madre no me dejó ni un momento solo y ni que decir tiene que mi familia se tuvo que alquilar un piso desde el primer día ya que eso iba para largo. Aunque el que de verdad me alegro la existencia allí fue mi hermano Javi, que con 13 años se pasó todo el verano conmigo sacrificando su verano.

Durante todo este tiempo recibí la visita de mi familia y amigos, pero los agradecimientos me los reservo para la entrada del Domingo que coincide con el quinto aniversario.

Ya lo último que voy a contar en esta entrada va a ser el día de mi cumpleaños (23 de Julio). Primer cumpleaños en silla, diferente pero que no malo.

Tuve muchos regalos (entre ellos la camiseta de Fernando Torres del Liverpool, al que se había marchado ese verano) y muchas llamadas, pero quizás una en especial. ¿Adivináis de quién?. Exacto de Clara. ¿Pensabais que no os iba a contar como quedó la cosa?.

Pues bien, cuando me sonó el teléfono (el Sígueme de Chloe) no le di la mayor importancia pero cuando mi madre me dijo es Clara me dio un vuelco el corazón. No había vuelto a saber de ella desde que estaba en la UCI y ni siquiera me había atrevido a preguntar por ella desde entonces.

Fue una conversación de lo más normal. -"Felicidades". -"Gracias". -"¿Qué tal estás?. -"Bien, voy tirando. ¿Tú que tal con X (chico por el que dejó a mi)?". - "Bien, cuando empiece el curso (estudiaba en Madrid) voy a verte sin falta que ahora estoy en Almeria (en su pueblo)". - "Vale, aquí estaré". - "Un beso, y felicidades".

Una conversación normal entre dos "amigos", pero ya me dieron ganas de que llegara Septiembre/Octubre para recibir esa visita. Pero claro, ¿por qué razón no había ido cuando con tanta ansia yo lo pedía?. No lo había preguntado hasta entonces aunque lo había pensado y más cuando se me perdió por el Hospital el anillo que me regaló cuando estábamos saliendo. Menudo disgusto bobo me llevé, dos días me pasé buscándolo.

Solamente dos personas sabían la verdad, ella y mi madre. Estaba claro a quién me tocaba preguntar y la respuesta no me gustó en absoluto.

Mi madre me explicó que la llamó para decirle lo que me pasaba y que estaba a punto de morirme y que lo único que preguntaba era por ella. Le dijo que iba al día siguiente que la esperara a tal hora en la estación de trenes.

Una vez allí, mi madre recibió una llamada suya de que no había podido ir porque le habían puesto prácticas. Mi madre dijo que no pasaba nada y cuando ese día pregunté por ella (yo ya sabía que ese día iba a venir) me dijo que vendría mañana que le había surgido un imprevisto.

Al día siguiente, cuando mi madre estaba otra vez en la estación recibió la misma llamada, pero que mañana iba sin falta. Así durante 2 o 3 días más.

Mi madre harta la llamó y le dijo que si es que no quería verme y le dijo que sí que al día siguiente iba seguro, pero que no hacía falta que la fuese a buscar, que cogía un taxi.

Nunca más se supo hasta el día de mi cumpleaños. En definitiva, que no yo muriéndome y pidiendo por favor despedirme de ella, y ella no fue porque no le dio la gana. 

Por supuesto la visita de principios de curso nunca llegó, pero aún quedaba otra sorpresa que contaré más adelante.

En definitiva, esos fueron mis primeros meses en planta, pero aún quedan cosas que contar.

domingo, 15 de abril de 2012

Recuerdos. Toledo (UCI).

Abrir los ojos y ver que nada de aquello te suena, es una sensación un tanto extraña, aunque pronto imaginé que ya estaba en Toledo y que todo había salido bien. Apenas cinco segundos bastaron para quitarme la razón.

¿Qué era eso que me molestaba en la garganta? ¿Y ese extraño sonido?.

Miré un poco hacia abajo y en seguida lo vi. Un tubo salía de mi cuello y se unía a una máquina que hacia un ruido bastante molesto, pero que se convertiría en la banda sonora de vida durante un tiempo.

Aparte de esa gran putada (perdón por la expresión) todo parecía igual. Ningún movimiento salvo el cuello. Estaba claro no había sido un mal sueño. Era real y no me gustaba nada.

Curioso como funciona la mente humana. Lo primero que dije fue que quería la FHM donde aparecía Michelle Jenner (mi musa). Y donde digo decir, quiero decir intentar. Porque de lo segundo que me di cuenta de que me hubieran hecho la tranqueotomía era de que no podía hablar. Mi boca no producía ningún sonido. Vamos, lo que faltaba, no me movía y encima no podía hablar.

Después de un buen rato por fin me consiguieron entender y me comprarían la revista. Lo siguiente que pregunté fue que si ahí también tendría televisión para ver al Sevilla jugar la semifinal de la UEFA. Y claro otra sorpresa, era Lunes de dos semanas después de lo que yo creía.

Ya me explicaron que se había complicado el traslado y que me tuvieron que abrir la traqueotomía y que había estado intubado hasta entonces.

Eso fue la primera tarde en la UCI de Toledo. A partir de aquí no puedo controlar ni medir bien el tiempo, pero intentaré más o menos explicar todo lo que sucedió.

Los días allí eran diferentes que en Valladolid. Te hacían radiografías todos los días y de diferentes partes del cuerpo. Allí no comía nada, ya que me pusieron una sonda nasogastrica. Para quien no lo sepa es una sonda que te entra por la nariz y te comunica directamente al estómago y por ahí te entra lo que podríamos llamar comida.

Dejaban entrar antes de "comer" a dos personas y después de la siesta las dejaban entrar otra vez.

No sé exactamente los días que pasaron pero parecía que iba a mejor e incluso me quitaban el respirador a ratos, pero claro, no podía ser tan fácil.

De repente un día me empezó a doler el estómago y lo dije, pero me dijeron que era un cuentista y que no era nada. Los siguientes días el dolor se extendió y me dolía ya todo el cuerpo. Ahí fue cuando me empezaron a hacer caso, pero ya demasiado tarde.

Los dolores eran insoportables y por fin me detectaron lo que tenía. Una pancreatitis aguda, que unida a lo que ya tenía iba a complicarme mucho la existencia.

Cada día iba a peor e incluso en más de un momento les dijeron a mis padres que de esa no saldría.

Yo cuando me enteré de que podía morir, solamente pedí una cosa: poder despedirme de mi ex, Clara.

Mi madre me dijo que la llamaría y Clara le dijo que iría al día siguiente, pero no se presento. Volvió a llamar y le dijo que si iría al siguiente, pero no fue. Así durante cuatro o cinco días, y yo mientras sólo sabía preguntar por ella y veía que me moría sin poder despedirme. Al final no se presento y más adelante mi madre me explicó la verdad, que si queréis os la contaré.

El caso es que los días iban pasando y yo no mejoraba y para poner las cosas aún más interesantes se unió otro problema. No podía tragar mi propia saliva, es decir, todo el rato me ahogada entre mis propias babas y tenían que estar pendiente de limpiarme. Vamos un poema, los médicos no daban un duro por mi.

Pero de repente un día empecé a mejorar, a coger fuerza e incluso los dolores desaparecieron y en una semana estaba igual que al inicio, con traqueotomia y sonda nasogastrica.

Como ya estaba mejor me empezaron a hacer fisioterapia. Yo todavía no sabía lo que tenía, pero había escuchado por la UCI que se solía pasar seis meses. Yo pensaba, bueno, seis meses no son muchos, ya para el curso que viene vuelvo a Pucela y aquí paz y después gloria.

Dio la casualidad de que por aquellos días ya me empezaban a quitar el respirador y ya podía hablar casi con normalidad, pues buen un día hablando con la fisioterapeuta que me trataba salió la conversación del tiempo que se estaba allí y me dijo que en tetrapléjicos eran ocho meses. Yo contesté que bueno no era tanto para luego volver a hacer vida normal. Me miró y me dijo: "Antonio, habla con la doctora". Me dejo un poco frío pero esa misma tarde pedí hablar con ella.

La doctora, muy simpática como siempre, me preguntó que qué quería. Le respondí que sin tapujos me explicara la situación. Y ahí recibí el mayor palo de mi vida. Me explicó lo que era una Lesión Medular, sus consecuencias y su tratamiento.

Algunos creen que los valientes no lloran, y a mi muchos me llamáís así pero las lágrimas le salen a todo el mundo. Empecé a llorar y solamente atiné a decir: "¿Volveré a jugar al fútbol?". No hubo respuesta sonora, solamente un movimiento lateral de cabeza.

El mundo se me cayó encima. Todo dejaba de tener sentido en ese momento y por un momento desee que me podría haber muerto con La pancreatitis, pero entonces recordé la frase de mi película favorita, "No nos ocurre nada que no estemos preparados para soportar".

En los días siguientes me quitaron la sonda y ya solamente tenía el respirador para dormir.

Empecé a tomar líquidos y sólidos de manera oral y en poco tiempo me quitaron definitivamente el respirador.

Era la hora de bajar a planta.

jueves, 5 de abril de 2012

Recuerdos. Valladolid (Parte II)

El día de la operación no sabía exactamente en que consistía ni en nada que tuviera que ver con ella. Yo vivía en otro mundo, por supuesto seguía sin saber lo que tenía.


La operación fue todo un éxito y solamente me pusieron una placa metálica sujetándome la vertebras C5-C6, eso si dejándome una enorme cicatriz en la parte derecha del cuello. Una herida de guerra que se podría decir.


Con la operación, llegó el cambio de sala y por fin dormía en una cama con almohada y todo incluido.


A partir de ahí, pude recibir todas las visitas que quise, gracias a que el Hospital se portó estupendamente en cuanto al tema de visitas al ser un chico joven.


No faltaba un día en que todos mis amigos estuvieran allí en la habitación todo el tiempo que les dejaban. Cada uno con una historia que nos unía. Cada uno con una palabra de animo.


Yo seguía sin saber lo que realmente tenía, desconozco si mis amigos ya lo sabían y por eso estaban allí siempre conmigo. Lo que está claro que cada uno tiene los amigos que se merece y algo debía de haber hecho bien cuando tenía a tales amigos.


No sé ni cuántos días iban ya y yo aún no movía nada más que el cuello y allí nadie me decía nada, solamente hablaban de un hospital de Toledo. Y yo pensaba, "¿Qué coño pinto yo en Toledo?", pero bueno, cuando lo decían sería por algo.


Mi amigo César, ya me había llevado una camiseta de Chema firmada por todos los jugadores, ya que él conocía a Rafa y por medio de él me había hecho llegar la camiseta.


Una mañana recibí una visita inesperada. Mendilibar, Víctor, García Calvo y Alberto (médico) me fueron a ver a la UCI. Todos muy cercanos la verdad, dándome ánimos e invitándome a estar en Zorrilla lo antes posible. Gente de a pie, pero me quedo con mi paisano Víctor, quizás por lo que vendría después.


Según mi madre mi teléfono no dejaba de sonar, pero en la UCI no podía hablar por el, sin embargo con una llamada hicieron una excepción. Era Clara, mi ex. Lo habíamos dejado cuatro meses antes. Estaba llorando y me decía que lo sentía mucho y que en cuanto pudiera me iría a ver. Mi intuición me decía que ella ya sabía lo que yo tenía porque le dije que yo era un valiente y que saldría de ésta y me contestó que no era tan fácil. Parecerá una tontería, pero esa llamada me alegro un par de días mi estancia.


Por supuesto, no comía nada de nada, se me había quitado el apetito de golpe. Además respiraba mal y me tenían que sacar flemas y mucusodidades con un tubo vos la nariz. Una sensación nada agradable.


Tengo un poco confuso los días y no sé exactamente lo que sucedió antes o después.


Recuerdo que las enfermeras me consiguieron una televisión para ver la semifinal de Champions que jugaba el Liverpool, no recuerdo el rival.


Otro día mis amigos se presentaron con una bandera del Pucela y me la pusieron en mi improvisada habitación.


También recuerdo que cuando me movían un poco los brazos y las piernas me quedaba muy relajado y estaba deseando que me lo hicieran.


Un día estuve fatal y dio la casualidad que me visitaban por primera vez las dos personas más importantes en mi vida, mi abuelo y mi hermano. Recuerdo decirles nada más entrar: "Despediros de mi que de ésta no salgo". No me quiero ni imaginar como les cayó eso a un niño de 13 años y a un hombre mayor.


Los días pasaban y por fin me dijeron que tenía plaza en ese famoso Hospital de Toledo y que al día siguiente iba a ser trasladado.


El médico me explicó como iba a ser el viaje. Debía elegir entre hacerme una traqueotomía o ir entubado. Obviamente elegí la segunda, la idea de hacerme un agujero en el cuello no era muy atractiva.


La noche de antes todos mis amigos fueron a despedirme y me firmaron la bandera y un balón que había traído mi compañero de piso, Manu, desde Suiza.


Recuerdo que era Jueves. Mi madre me dijo: "En unas horas no vemos", y ahí comenzó mi viaje a Toledo.

miércoles, 4 de abril de 2012

Recuerdos. Valladolid (Parte I)

22 de Abril de 2007. Había salido la noche anterior y no había ninguna prisa por levantarse. A mi alrededor la pequeña habitación de mi apartamento 430 de Cardenal Mendoza todo desorganizada como solía ser habitual en mi.

Me levanté tarde y me hice un arroz a la cubana, mi plato favorito, como sabiendo que como dice la película de 300 "Esa noche cenaría en el infierno".


Dejé el plato en el escritorio y me pongo con el ordenador y la radio, ya que el Real Valladolid se jugaba el ascenso en Tenerife a falta de muchas jornadas. Casualmente, mi amigo David y yo habíamos dicho que viajaríamos con el equipo el día del ascenso dónde fuese con el coche, pero el destino quiso que no pudiera ser.


El primer gol caía en Tenerife y luego el segundo. Estaba claro, hoy habría fiesta.


Abrí mi armario. Saqué la camiseta blanquivioleta y unos vaqueros. Me vestí deseando llegar a la plaza Zorrilla a celebrar el ascenso.


Avisé a mis amigos, Javi Batuecas y Javi Trancon, para irnos ya. Ellos moderados sin nada blanquivioleta a la vista.


Nos dirigimos a coger la línea 2 del urbano. Nos avisa el conductor, sólo nos puede llevar hasta plaza España.


Desde allí se oía el ambiente y los gritos de júbilo. Aprovecho y llamo a mi hermano pequeño Javi, para decirle que voy para allá que a ver si salgo en la tele.


En el breve trayecto nos encontramos con muchos aficionados mojados hasta arriba. Una pareja nos dice que tranquilos, que hay agua para todos. Sonrío sin saber lo que iba a venir después.


Llegamos a una plaza hasta arriba y nos colocamos al lado de un puesto que vendía camisetas conmemorativas de la gesta. Ya la compraré luego pensé.


Ninguno de mis dos acompañantes estaban muy por la labor de mojarse la ropa, pero una vez más la casualidad me jugó un mala pasada.


Feras, otro amigo de la universidad, estaba allí y me convence para que nos acerquemos a la fuente. Me saco el móvil y la cartera y se las doy a Batuecas para que no se me mojen.


Ya estaba listo para el pequeño baño, pero el destino tenía preparado otra cosa para mi. Cuando me quise dar cuenta estaba debajo de la poca agua que quedaba en la fuente sin poder mover ni un músculo y tragándome esa sucia agua.


Puede que fueran 20 o 25 segundos solamente, pero para mi los más largos de mi vida, por fin Feras apareció y me levanto, pero me volví a caer otra vez dentro del agua.


En este tramo tengo la memoria algo confusa y no recuerdo ni quién ni como me sacaron del agua, lo que si sé es que estaba en el borde de la fuente con mi cabeza encima del pie de una persona y sin poder mover ni siquiera el cuello.


Tampoco sé el tiempo que tardó en llegar la ambulancia, solamente sabía que no podía mover nada y que había tragado agua.


Cuando vino la ambulancia, me pusieron un collarin y me dijeron que me tenían que romper la camiseta del Pucela. Les dije obviamente que ni se les ocurriera, pero no estaba en posición de elegir.


Cuando llegué al hospital, me llevaron a una sala con al menos 15 personas cada una haciendo y diciendo una cosa, imposible acordarme de esos momentos con claridad.


A continuación me pasaron a una sala en dónde había una tabla (que sería mi cama durante 3 días) y me echaron allí. Por supuesto antes de eso tenía goteros por todos los lados y yo seguía sin mover nada y hasta me costaba hablar.


Me explicaron que me tenían que poner un compás en la cabeza para no moverla. Me pusieron algo en anestesia y en seguida dos tornillos me estaban taladrando la sien llegando a hacer contacto con el hueso del cráneo.


Yo no sabía nada de lo que tenía, sólo que no me movía. Entonces me dijeron que estaba allí mi novio y que si quería verlo. ¿Novio? O yo ya no era yo o hasta donde sabía me gustaban las mujeres, pero dije que sí. De repente apareció Batuecas. Una cara conocida después de no sé cuantas horas. Me dijo que no le daban información y se marchó a los 30 segundos.


Estoy jodido, eso era lo único que tenía claro hasta el momento e imagino que ya habían pasado 4 o 5 horas y nadie me decía porque no me movía.


Que nadie pregunte que qué pensaba, porque no lo recuerdo, bien por la sedación o porque la memoria es selectiva.


Tras otro rato, igual horas, aparecieron mis padres y mis tíos que venían desde Cáceres. Le dije a mi madre: "Mamá, no muevo nada". Ella me contesto con un nudo en la garganta que ya lo sabía.


Desde ahí al día de la operación todo es muy confuso. Recuerdo estar con el compás tumbado en esa tabla dura gritando que por favor me dieran una almohada y de tener muchos dolores. No recuerdo ni caras, ni conversaciones ni nada de nada.

martes, 6 de marzo de 2012

¿Rendirse?

Como ya sabéis los que me seguís por twitter sigo con los dolores de cadera que me vienen dando lata desde el mes de Noviembre del año pasado.


Llevo dos sesiones de infiltraciones y este jueves día 9 tengo la tercera y última de ellas. La verdad que no me están aliviando el dolor, ni tan siquiera algo, lo que me da que pensar.


La traumatólogo, muy maja por cierto, me ha pedido una resonancia para poder saber a ciencia cierta lo que tengo pero a saber cuando llega. Mientras tanto el diagnostico es de una bursitis, pero sinceramente no creo que sea eso y más tras ver que los dolores aumentan exponencialmente cada día que pasa.


Todo esto me ha llevado a un estancamiento total en la rehabilitación y recuperación. Para que podáis entender el dolor que tengo, llevó sin salir de casa dos semanas exceptuando el partido del Cacereño del domingo pasado. Es más, no puedo estar sentado en la silla de ruedas por el dolor y el domingo estuve tan solamente tres horas y aún lo estoy pagando.


Queda algo más de un mes para cumplir un lustro sentado en la silla y estos seis últimos meses (quitando los 8 del HNP) han sido los peores sin duda . Quizás el cuerpo haya dicho ya basta y ha reventado por la cadera y espalda. Quizás sea un mensaje de alguien o algo para decirme que ya está bien, que me conforme como estoy y deje de remar en contra de la corriente, para posiblemente "morir" en la orilla o quizás tan solamente sea una mala racha. Cualquiera de las tres opciones son validas y me plantean una pregunta ¿Es hora de abandonar?.


Os adelanto la respuesta, NO. No llevo luchando 5 años para ahora darme por vencido por esto. No llevo gastado todo el dinero del que disponía (y más) para decir se acabó. Y por supuesto no me conformo con esto.


Vale diréis que estoy loco y puede ser pero, ¿Quién no tiene algo de locura?. Nunca he sido un cobarde, ni antes del accidente ni mucho menos después. Pancreatitis, traqueotomia, infecciones de orina no han podido conmigo, ¿va a poder un dolor de cadera?, ja, con menudo lo vienes dando.


Que me tengo que quedar otras dos semanas sin salir de casa solo al fútbol (y siempre que me acrediten) pues lo hago, pero lo que está claro que YO NO AFLOJO.